Dios nos ha dado un mover fresco de su presencia y con un anhelo de terminar la tarea asignada. Cosechando el trabajo ya realizado, pero preparando el camino para las nuevas generaciones con el único deseo de ver personas que se parezcan más a Jesús, siendo transformados por el poder de la palabra de Dios para ser bendición y sanidad a las naciones y convertirnos en una Iglesia que multiplica Discipulos e Iglesias.